En velos suaves zigzaguea,
mi góndola secreta
por el ojo del aire.
Texturas de himnos,
glicina y lira,
en las palmas de la madera.
Surco horizontes de míticos sonidos;
se abren a la luz las auroras
en vapores plácidos de dulzor.
¡Al infinito, en estelas hermanadas
con la cuerda indestructible
del amor!
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