Una cítara de luz despertó el tiempo
de la rosa medieval
y la fragancia del vos
en vuestros lienzos de rimas
-poetas eternos-
con pluma de oro, resucitó.
Exquisita lectura que en vuestra templanza
reaviva, épocas de letras
donde en fuentes de
inocente
diálogo, reinaban el halago
y el pudor.
Los pétalos de la rosa
caen dulces formando una cruz
sobre la piel de los prados.
Y el canto de vuestras plumas
iluminan el cielo con encajes
de verdad y de honor.