¡Oh,
dulce amor,¿ qué tendrán los ríos que en el trazado de sus venas traen a mi
memoria un tiempo de afluentes, compartido?
¿Qué tendrá la alondra que en su plácido canto, alberga primaveras prodigiosas donde soñé y viví el adormecerme en tu regazo?
Quizás sea una coincidencia de caminos, o un largo camino de despedidas y de encuentros. Eternos sobresaltos de amor en cada partida hacia otra vida, pero regresamos por magia de los astros, del mar que ata con ardor nuestras orillas.
Tu ímpetu y el mío se tornan lumbre en los caminos aparentemente solitarios. Es anhelo, es constancia el esperarnos en cada siglo y reconocernos en el último beso apasionado que dejamos.
¡Oh, dulce amor que abarcas todos mis espacios! Y te siento en el aire de la noche donde rezan junto a nosotros, las luciérnagas.
Y te escribo en el silencio desvelado, en lunas brillantes y sombrías, porque mi sed por encontrarte es el verso amado que te guía.
¿Qué tendrá la alondra que en su plácido canto, alberga primaveras prodigiosas donde soñé y viví el adormecerme en tu regazo?
Quizás sea una coincidencia de caminos, o un largo camino de despedidas y de encuentros. Eternos sobresaltos de amor en cada partida hacia otra vida, pero regresamos por magia de los astros, del mar que ata con ardor nuestras orillas.
Tu ímpetu y el mío se tornan lumbre en los caminos aparentemente solitarios. Es anhelo, es constancia el esperarnos en cada siglo y reconocernos en el último beso apasionado que dejamos.
¡Oh, dulce amor que abarcas todos mis espacios! Y te siento en el aire de la noche donde rezan junto a nosotros, las luciérnagas.
Y te escribo en el silencio desvelado, en lunas brillantes y sombrías, porque mi sed por encontrarte es el verso amado que te guía.