No temas.
Cruza en vuelo las cimas del cielo con tu mejor
sonrisa, con la paz que mereces. Ya no duele la materia, ya cesó tu sufrimiento.
No te suelto.
Mi alma está contigo, allá donde vayas.
Y te imagino contándome cómo es ese camino de
lirios y de ángeles, de puentes de amor y de bondades.
¡Cuánto para pintar en ese lienzo eterno…! ¡Cuánto
para descansar y ser feliz junto al Maestro!
Vivimos años de inmensa alegría, de charlas
trascendentales y de sueños sin límites. Teníamos la complicidad de esas amigas
que con sólo mirarse, ya se entendían. Ambas guardianas de nuestros niños,
ambas creativas, donde aquel cuadro tuyo de dos manos en actitud de rezo y mis
versos, se convirtió en nuestro mejor sello.
Te sigo llorando como cuando te lloré a solas
porque intuí que te ibas pero ahora te
sé serena y con luz de estrella.
Pudimos vernos con el corazón y abrazarnos un día
donde no existieron las coincidencias. ¡Qué paz nos dejó ese encuentro! Lo arregló
Dios para las dos. Con eso me quedo.
¡Te quiero mucho!
Todos los derechos reservados
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