Olas, arrecifes
hacedme un hueco
en la sal melancólica
de la tarde,
que en la boca del mar
quiero verter
mi lágrima errante.
Perderme entre las algas
de sólo rezan distancias.
Si acaso la bruma
me convierte en gélido olvido
y afónica y rota
queda mi esperanza,
sed testigos: mar, azul,refugio
que amé hasta perder
mi nombre en el frío.
domingo, marzo 30, 2014
Entre las algas y el olvido
sábado, marzo 22, 2014
La metáfora
¡Oh, metáfora sublime
que en la aurora del verso,
dejas tus luces diamantinas
sobre la piel sonora del agua!
Con acuarelas y sedas
revistes de gallardía y señorío
los prados y los mares
de la sensible palabra.
El amor pletórico,
sediento,
luminoso,
embriagador,
encuentra en tu matriz
su nido.
Mágica es tu figura de sempiternos
arpegios, creando sinfonías
con los pétalos de la paz
que el viento esparce,
sutilmente,
en la danza de los silencios.
que en la aurora del verso,
dejas tus luces diamantinas
sobre la piel sonora del agua!
Con acuarelas y sedas
revistes de gallardía y señorío
los prados y los mares
de la sensible palabra.
El amor pletórico,
sediento,
luminoso,
embriagador,
encuentra en tu matriz
su nido.
Mágica es tu figura de sempiternos
arpegios, creando sinfonías
con los pétalos de la paz
que el viento esparce,
sutilmente,
en la danza de los silencios.
Tus veloces pies de ocaso...
No te invoqué, amor.
Regresaste con el suspiro de un amanecer y flores de promesas en tus manos.
Te creí. Navegué junto a ti en mares de inconmensurable dicha. Resucitaron nuestros soles y retornó la voz honda del alma, antes moribunda, al pronunciar el vocablo perdido llamado felicidad.
Pero de repente, una ráfaga de miedo hizo que dejaras de remar y huyeras, matando así con tus veloces pies de ocaso, mi aire y también mi verso.
Ni una sola razón tuve de ti para llorarla juntos. Muy injusto. Sólo una súplica: que jamás olvide que me amas. Pero tu amor y el mío no conviven en el mismo azul de los compromisos. ¡Porque amar no es huir ante el primer vendaval que por otro lado, era vendaval de plenitud!
Busca estrellas de madurez en tus nuevos trayectos, viajero. Las necesitarás para no volver a herir a una gaviota que creyó en los colores de tu palabra y esperó ver la nobleza de tu amor en la siembra.
No hay reproches. Los hados nos mostraron las señales para que vivamos este espejismo y extraer sabiduría que se aloja también en el violáceo de las lágrimas.
Vuelvo a la serenidad de las mareas interiores. Reconstruir la esperanza de volver a confiar en el amor que es simiente de verdad y no defrauda.
Regresaste con el suspiro de un amanecer y flores de promesas en tus manos.
Te creí. Navegué junto a ti en mares de inconmensurable dicha. Resucitaron nuestros soles y retornó la voz honda del alma, antes moribunda, al pronunciar el vocablo perdido llamado felicidad.
Pero de repente, una ráfaga de miedo hizo que dejaras de remar y huyeras, matando así con tus veloces pies de ocaso, mi aire y también mi verso.
Ni una sola razón tuve de ti para llorarla juntos. Muy injusto. Sólo una súplica: que jamás olvide que me amas. Pero tu amor y el mío no conviven en el mismo azul de los compromisos. ¡Porque amar no es huir ante el primer vendaval que por otro lado, era vendaval de plenitud!
Busca estrellas de madurez en tus nuevos trayectos, viajero. Las necesitarás para no volver a herir a una gaviota que creyó en los colores de tu palabra y esperó ver la nobleza de tu amor en la siembra.
No hay reproches. Los hados nos mostraron las señales para que vivamos este espejismo y extraer sabiduría que se aloja también en el violáceo de las lágrimas.
Vuelvo a la serenidad de las mareas interiores. Reconstruir la esperanza de volver a confiar en el amor que es simiente de verdad y no defrauda.
domingo, marzo 16, 2014
El silencio de los ángeles
Ángeles muy humanos.
Están entre nosotros.
Siguen a la Luz porque son Luz.
Ejemplos de dignidad
a imitar.
No son llamativos. Callan sus lágrimas y desvelos para no
preocupar a los demás. Saben cómo luchar en la vida sin desmoronarse.
Por su honestidad, son presas de engaños, mentiras y estafas pero la justicia acaba estando a su
favor, siempre.
Pacíficos pero nada negligentes. Cuando se enfadan la
cobardía de los perversos, huye.
Heroicos con un corazón que destella verdades.
Incorruptibles, magnánimos, profundos. Místicos en la
espiritualidad.
Consuelan sin notoriedad. Abrazan sin pedir nada a cambio.
Guardianes, defensores de las causas más nobles. Sin
dobleces.
Aman sin condiciones. Viven en los jardines de la humildad y
de la ternura.
Suelen tener una vida solitaria pero la viven con mucha
alegría. Si son bendecidos con el amor, lo dan absolutamente todo y son muy
fieles. Son bellos sin artificios y no creen ni en adulaciones ni en el halago
que engrandece al ego. Saber amar íntegramente al otro sin anteponer
necesidades propias.
Imprescindible es poder reconocerlos porque han estado desde
todos los tiempos y las eras para que de su mano, evolucionemos.
Inolvidables, celestiales, puros.
Eternos.
Sin ellos esta Tierra deambularía a oscuras.
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