Bajo los naranjos,
en un patio andaluz
de mosaicos azules y blancos,
hablaron por nosotros
las cuerdas de una atrevida guitarra
con notas de jazmín.
Bajo los naranjos
con sangre gitana
en la luna de nuestro frenesí,
me besaste.
Y fui junto a tu fuente
de pájaros cantores,
la mujer más dichosa y más feliz.
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