domingo, septiembre 11, 2011
Luna de lava...
Me adentro en los ojos de los riscos
desde este paisaje de dunas y agua clara.
Hablan las piedras del bautizo latino
como “ isla púrpura”.
El viento introspectivo de la tarde
marca el periplo de una lúcida gaviota
que se posa en las cumbres de la incógnita.
¿Por qué tan lejos, tan aislada?
¿Por qué dejé de oír a las cigarras?
Le hablo de leyendas propias,
del arribo sorpresivo a estas ya amadas costas
dejando atrás la lumbre y los caminos de lavandas.
Me visto del encaje de sus alas. Ella y yo somos una.
Recorro cada estría, en la piel- sabiduría de
las montañas.
El eco del lamento en la añoranza se aúna
con el azul del mar en la ilusión
que nos separa.
Risco, sal y distancias.
Gaviota-espíritu que me consuela
-pese a la memoria viva de los tilos-
al ver que mis pies van dejando nuevas huellas,
sobre una luna de lava.
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