sábado, agosto 13, 2011

La densa neblina del silencio






Se borraron las huellas de un edén esquivo

por la densa neblina del silencio.

Y murieron los cascabeles de la tarde.



Calandria perdida, del maizal alegre

a una ola sin corales,

con ese frío de sal marina en el osario del alma.



Se columpian en la sombra del pálido suspiro

todos los huérfanos caminos

 sin versos de amapolas,

mientras la nada errante


da giros, planeando en el vacío.






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