
Manantial de estrellas en la chispa efervescente de tus ojos, duende de mi bosque que te hace trébol con mis besos, tan niña en tus asombros, tan mujer en tus misterios.
Un velero te aguarda, allá lejos yace un nuevo puerto.
Has amarrado muchas lunas en el nido, y en un descuidio, de tus alas de ángel una pluma grabada en un te quiero se ha caído. Hermosa sirena de mi sangre, me la quedo.
Serás en ella, abrigo para mi alma en este invierno.
Dedicado a mi hija Ximena.
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