sábado, octubre 25, 2014

Mi niña de azules trinos







Mi acordeón de amapolas
y bosques de eucaliptus,
de tangos tallados
en mi latir de lontananza
se va contigo:
mi niña de azules trinos.

Para cuidarte
en tu vuelo de lucero,
deja para mí un azahar de cariño
que se deshoje en tus caminos.
Mi corazón reunirá los pétalos
- tus besos que acercan los alisios-
y así podré crear, para las dos,
un puente de primavera.
Cenit de dos almas
cuyo  amor pinta los cielos.

Hay secretos que te aguardan
en el silencio de los Andes,
en las laderas coloridas
de Humahuaca,
en las hojas exuberantes de la selva.
Búscalos,
-¡mi amada niña de azules trinos!-
 con ojos de calandria.
Así tu canto fecundo
unirá dos increíbles mundos.

Como yo lo hice
al adentrarme, absorta,
en la danza de estas aguas
 y en el hablar de los riscos.

Para ti estos versos, mi dulce Ximena!
En tu corazón los he escrito para que me lleves siempre.
No existen las distancias cuando el hilo divino del Amor une dos vidas.
Te amo.
Mamá



2 comentarios:

carlos alberto rocha dijo...

Niña de azules trinos, ve y disfruta de mil paraisos que mamá cual ángel de la guarda cuida tu aventura, magnifico poema, un abrazo

Carmela Viñas dijo...

Gracias por tan bello comentario, Carlos Alberto!
Preciosa esa imagen de ser ángel de la guarda cutodiando el amor de los hijos.
Abrazos.