Ven, déjalo todo por un minuto que te necesito y abre inmensamente tu corazón para enviar amor a las víctimas y a los familiares de la tragedia en la escuela Sandy Hook, en Newtown- Connecticut. ¡Tenemos que ser muchos!
Y también enviarle amor y que Dios lo perdone al artífice de esta masacre cuya mente estuvo enajenada.
¡No hay palabras para consolar tanto dolor!
Hagamos un árbol de Navidad pensando en los demás.
Y en cada rama, colguemos estrellas de compasión, de acercamiento hacia aquellos padres y madres que hoy la vida les ha arrebatado un hijo. Estrellas de perdón – las más difíciles- para quienes sufren trastornos mentales y son capaces de labrar tales actos, quitándose la vida después.
¿Cuánto tiempo más habrá que esperar a que el ser humano comprenda que no es dueño en absoluto de la vida de nadie, ni tampoco de su muerte?
Tenemos la obligación de vivir sanos y ser felices. Y la salud, comienza por la mente. Demasiada soledad, falta de amor familiar, falta de autoestima, de excesiva melancolía que es la antesala del suicidio, hacen entre mil factores más, que el ser humano se quiebre por dentro y surja una violencia incontenida.Pero es nuestra responsabilidad para con la vida mantener el equilibrio de nuestra mente y emociones. Y ayudar a que los demás también lo consigan.
Las armas nacieron como signo de poder. Poder contra el hermano, poder que va en contra de la bondad que es nuestro origen. Armas que jamás debieron haber existido y mucho menos haber estado cercanas a un enfermo.
Pero ya nada se puede hacer, más que pensar en esos niños pequeños y en los adultos que fallecieron y rezar.
¡Gracias por Estar!
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