Al trasluz de los velos del agua
reconozco un níveo sentimiento.
Bautizó en azul el alba de mis suspiros
desde el origen de la sutil complicidad.
Era la nada en sensaciones ulteriores
antes del todo en racimos de un amar.
Se mueve sinuoso y rítmico
como el mismo cuerpo del agua
en cascadas.
Es sed, mi sed saciada en sus ojos.
Es brillo atravesando mi aura.
Puro amor que jamás se estanca.
Sempiterno latir en cofre de azules secretos.
Un llamado al encuentro del cielo
al acariciar tan serena luz
en las venas del agua.
2 comentarios:
Vuelvo a leer este refrescante poema y vuelvo a verlo como un poema purificador donde el amor, como el agua cristalina, limpia el alma de impurezas.
Abrazos Carmela.
Gracias, Jerónimo!
Preciosas tus palabras y el gesto de venir a leerlas nuevamente aquí.
El agua y los sentires genuinos van unidos.
Abrazos.
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