( foto de la Web)
Traedme, vientos del sur,
las canciones de los manzanos en flor
para no olvidar que he nacido
de una raíz de tango y de sol.
Acercadme, guitarras de la noche,
el candil poblado de estrellas
que el nido amoroso en la despedida me entregó,
para no extraviar nunca mis pasos
y sepa volver al ceibo, flor de patria y amor.
Que la añoranza en estos arrecifes
de solitarias gaviotas me acecha
y a tu bendita plata, como gesto de gratitud,
quiero ofrendar por siempre el trigo de mi voz.
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