Sol reclinado en los vitrales
de un vaporoso castillo
de sueños.
¡Bermejo trazado
de ternuras ensambladas!
Callejuelas recorridas
con cascabel de duende en las miradas.
Semidioses intuidos por la canción
de girasoles,
en los labios del camino.
Tu aliento y el mío
-fundidos-
vencedores de distancias.
Una estampa de gran colorido con un final de película.
ResponderEliminarAbrazos Carmela.
Muy amable por tus lecturas a mis versos, Jerónimo.
ResponderEliminarRecuerdo campos de girasoles en esos caminos...!
Abrazos.