Soy hoja en el arpa húmeda de las mareas. Sin retener nada en la hora meditada, exhalo el aire que se clavó en la pena. Purificación.
También la piel del mar lloró en su tiempo. Y comprendí así, que somos desde el dolor.
¡Oh, azul de serenidad elocuente! Mis adentros tienen escamas. Soy pez, dentro y fuera de tu vientre.
"También la piel del mar lloró en su tiempo. Y comprendí así, que somos desde el dolor."
ResponderEliminarPrecioso Carmela.Un canto a la humilde existencia del ser humano frente a la inmensidad de la naturaleza.Así lo vi yo.
Abrazos.
Lírica en estado puro de estos silencios que brotan desde lo más hondo buscando luz y vida.
ResponderEliminarUna delicia encontrar este rincón
Ana
Y así lo sentí al escribirlo, Jerónimo! Gracias por tu mirada sabia que lee el alma de estos versos!
ResponderEliminarAbrazos enormes.
Gracias Ana por tu hermoso comentario!
ResponderEliminarEs poesía también la palabra de los lectores que enriquecen un tema y le dan su especial impronta!
Besos.