Devoro con tersura
la exquisitez de su paz
en mi alma y mis sentidos.
Descifro, complacida,
el enigma en el silbido, aposentado.
Una brizna de lucidez
lista para asirme,
invade dulcemente mi extasiar.
Silencio para escuchar al silencio.
Silencio que remueve
heridas perpetuas.
Las cerrará el beso.
¡Etéreos labios suyos
me embriagan!
Silencio que en la prisión
de esta crisálida sutil,
me insta con amor
a liberar todas las amarras.
la exquisitez de su paz
en mi alma y mis sentidos.
Descifro, complacida,
el enigma en el silbido, aposentado.
Una brizna de lucidez
lista para asirme,
invade dulcemente mi extasiar.
Silencio para escuchar al silencio.
Silencio que remueve
heridas perpetuas.
Las cerrará el beso.
¡Etéreos labios suyos
me embriagan!
Silencio que en la prisión
de esta crisálida sutil,
me insta con amor
a liberar todas las amarras.
El silencio como liberación,como relax necesario y perseguido para encontrarnos con nosotros mismos.
ResponderEliminarBonita voz.
Un abrazo.
Gracias por tus palabras, Jerónimo!
ResponderEliminarTú lo has dicho: el silencio es liberación y descubrimiento del ser.
Imprescindible para el abrazo completo del alma.
Es difícil recitar, porque los tiempos hay que manejarlos muy bien, pero al menos se ha intentado llevar el mensaje del poema. Gracias!
Un abrazo.