Llueven lunas de sándalo en mi sonrisa de gorrión. Posada en los cabellos tímidos de mi sauce, se me antojan alas nuevas para seguir persiguiendo amaneceres.
Dos candiles encendidos son mis ojos ahora, lamiendo todo el infinito de los mares, y por qué no, de los besos, atesorados en el cofre de las experiencias que hoy me hacen su perla.
Danza de zíngara con cintas lilas, envolventes, en la noche rociada de luciérnagas. Celebración del misterio de todas las cosechas.
Locura cuerda, borrachera tan energética por las lecciones y los premios de la vida, la gran Maestra.
Preciosa sonrisa y preciosas metáforas para enternecer lo ya de por sí bellamente tierno.
ResponderEliminarLo bueno de la sonrisa está en no perderla nunca por mucho que la vida, esa maestra a veces ingrata, se empeñe en raptarla de nuestros labios.
Un abrazo y buen domingo Carmela.
Gracias Jerónimo por seguir siempre mis pequeños versos!
ResponderEliminarHermosas tus palabras a la sonrisa que hace cantar a la mañana, que viste de ternura el universo y nos permite estar unidos al candor y a la frescura del alma!
Besos.