viernes, marzo 01, 2013

Bocanadas de vida





Poco a poco la brisa de la calma
me invade.
Vuelvo al útero del universo
y mi nombre es agua,
es trigo, es nieve
integrado a los bellos sones
de los ángeles.

Levitar en meditación
y que el alma hable
sin interferencias de ideas ni pesares.
Porque la materia es desconcierto,
y la mente, un ave apresada en
un laberinto de aferrados recuerdos.
Porque el corazón, en ocasiones,
pareciera que de lágrimas antiguas
late, solamente.

 Ser en el todo
-manjares de vida alimentando los silencios-.

Serenidad de la espuma
peinando de blancura las orillas
que se retira, cobra fuerza y vuelve a amar
de nuevo, sin teñir de quebrantos
los plácidos paisajes marinos.

Tuyos y míos,
por siempre
protegidos
del olvido y de las eras. 



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