Se abren los
ojos de la noche a lo apacible del misterio. Es en sí misma, fascinación, pero
no lo sabe hasta que escucha a un trovador enloquecer de amor por sus
encantos. Noche de sorprendentes influjos sobre el latir y sucumbir de las odiseas
humanas. Noche-cuna, noche-tumba, noche de velos y de enigmas existenciales
para bucearlos con arrojo, en las profundidades. Noche de silencios dialogados,
de sinfonía en los susurros. Noche de ojos-búho que absorben con inteligencia
la sabiduría que dejan los recuerdos. Noche de meigas, noche de ángeles. Noche
nupcial, inmaculada. Noche infinitamente cómplice, regazo de mis memorias.
Todos mis poemas están registrados en la Propiedad Intelectual
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