Bebamos las lágrimas que son nuestros versos más profundos de sal.
Quizás no era la hora, amor azul, quizás los astros hayan dejado escrito en la plata de un lucero que tú y yo sólo nos amaríamos siendo agua.
Porque en los pliegues de cada marea mi alma siente y reconoce tu respirar de luz y de coral. Porque en la espuma que baña mis pies a orillas de este tenue amanecer, hay una caricia única, un llamado a que germinen mis escamas y así nadar, jubilosa, hacia el edén de tus abrazos y silencios.
Porque nuestros besos eternos que ningún siglo borrará, se anidan vivos en las gotas de lluvia. Y en llovizna de terciopelo retornan como peces de nácar al mar.
Intenso y como un poder de diafrgma
ResponderEliminarprimaveral, son senaciones de libertad, agasajos de sombras lisas
para el sacrilegio de las mejores angustias esas que llevan al
sacrilegio del pensamiento. Azul enorme para evaporarse entre mudeces
de augurios. felicidades. luzyabsenta
Es como un cuadro de belleza poética tu comentario, luzyabsenta! Gracias por dejar tus pasos en estos azules versos.
ResponderEliminarBesos.