Cuando me hablas de ti
me vuelvo ánfora,
- ying de la receptividad-,
me lleno de ti
desde el vacío de mi ego,
desde el silencio de la escucha.
Me fundo en la magnitud de tus palabras,
descifrando sus misterios,
esos que me dicen tanto de tus
sabias soledades.
Porque no hay fuente más noble
que aquella que desprende brillo
cuando se trata de verdades.
Busco ser alondra cuyo vuelo
en el diálogo, no bata las alas
del protagonismo,
sino más bien, en tu decir
de la lágrima, de la victoria
o la derrota,
ser la hebra que hila desde la comprensión
y el amor,
los respetuosos silencios.
Vaya,lo que daría uno porque alguien le dijera esto y de esta manera.
ResponderEliminarUn primera estrofa magistral.Un poema donde el silencio lo llena todo con un grito de amor.
De la canción,nada que añadir.
Todo un clásico.
Un abrazo Carmela.
Bellísimas tus letras al poema, Jerónimo! Gracias infinitas.
ResponderEliminarEl gesto de la escucha es primordial en el amor y en la vida. Hay tanto en un alma que nos habla...!
Soy fan de Simosn & Garfunkel!
Abrazos, amigo y poeta.