Espíritu libre
trazando en las estelas
de calandrias,
vid y emoción.
Abuela amada,
tu luz será siempre
mi guía e inspiración.
Bendita tú,
que has sabido enseñarme
a luchar los días, con optimismo
y gratitud.
Que has dejado cánticos de luz
en mi jardín de ensueños,
para que siga creyendo
en el amor.
En tu santo, mi homenaje.
Inmortal unión de esencias
venciendo, juntas, los ocasos tristes,
con la fuerza en la renovación.
Madre espiritual,
custodia divina
para mi barca que tiene
por puerto,
el reencuentro con tu
venerada sabiduría.
¡Me haces falta!
Escribo tu nombre.
-lo recito como un mantra-,
en mis campos
sedientos de soles.
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