( foto de Carmela Viñas)
Déjame ser agua
y escurrirme entre las rocas.
No limites mis alas con escamas.
Mi abril fosforescente
de sirena.
Déjame ser agua,
y teñir de plata todas las orillas.
Si me aprisionas,
moriré de desazón.
No alteres mi libertad de andar
cuando silenciosa, dibujo una ribera.
Si no entiendes que puedo ser delfín,
si tus pasos no me siguen para asir al sol,
busca el agua del estanque.
Es menos inquietante.
Mi mar es demasiado inmenso
para poderlo amarrar.
Mar de grandeza intensidad para un entendimiento de contornos. Todo pleno en las oquedades tibias de un súbito sentimiento. Magnífico como un ropaje concebido para el alma extasiada en el manjar de los laberintos que tiemblan. luzyabsenta
ResponderEliminarMuy agradecida por tu bello comentario, Luzyabsenta.
ResponderEliminarAzul cristalino del agua que viaja en libertad por los espacios sensibles.
Abrazos.