http://youtu.be/z10JD59W1w4
Al unísono
sobre la espalda invisible del compartir
y del crecer,
cargamos, felices,
la canasta de nuestras luciérnagas.
Mutuamente, siguiendo
el cauce de nuestros ríos internos
para ser afluentes del Amor,
la vamos llenando de amaneceres.
¡Oh, los colores puros de tu franqueza
aportando fulgor a mi sonrisa
por ti, obnubilada!
¡Cuánta riqueza fulgurante
ofrendada en el altar de la nítida simbiosis!
Liviandad en la canasta amada
y custodiada, exenta del peso
del protagonismo.
Y así , desde las luciérnagas que revelan
tus caminos y los míos, en los cuatro elementos:
intensidad de fuego, sensibilidad de agua,
madurez de tierra, libertad de viento,
confeccionamos nuestra bóveda celeste
y avanzamos,
siendo peregrinos de un itinerario azul ,
infinito y consagrado.