lunes, mayo 16, 2016

El camino a la felicidad









Parecía un ser celeste, con manos delicadas armando un ramo de flores silvestres. Sentada bajo la sombra de un fresno, entonaba melodías que jamás había escuchado, anteriormente.
—Disculpe, señora: ¿ el camino a la felicidad es por aquí? No sé, creo que ando un poco perdida . ¡Son tantos que no sé cuál escoger!
—El camino a la felicidad son tus propias elecciones. Te ayuda a hallarlo tu guía —dijo la dulce anciana.
—¡No tengo ningún guía ni mapas ni brújula—expresé sorprendida.
—Sí lo tienes. Escúchalo al atardecer. Está dentro de ti.
—Bueno, no entiendo mucho pero gracias de todas maneras. Por cierto, esa canción que estaba cantando antes me parece preciosa.
—Ah, ésa…! Sí es mi canción particular de la felicidad. También tú encontrarás la tuya.
—Eso espero. Gracias. Me pondré en marcha.
—¡Suerte!

¡Por dónde empezar, Dios mío…! Tomaré el de la derecha.
Los colores son melancólicos. Árboles y flores del mismo tono violáceo. Bello pero me duele una parte del alma al transitarlo. Se oyen riachuelos a lo lejos. Son lágrimas, lo intuyo. De las ramas de un sauce cuelgan versos mustios, palabras que suenan huecas. Fueron falsas promesas, fueron besos ahora muertos. No prosigo este camino. Cae la tarde. Sí, ahora lo escucho a mi guía. Me ayuda a detener mis pasos.
Amanecer. Nuevo sendero. Colores vivos. Juegan niños alrededor de una gran piedra. Es cuarzo rosa. ¡Me atrae esa luz!. Crecen margaritas bajo mis pies. No es un sueño, no es quimera. Es inicio como la canción de Secret Garden “Song for a New beginning”.  Mi melodía de la felicidad al fin encontrada que ya no suelto.
El sol se recuesta sobre las altas montañas. Acampo en este valle de eterna primavera.
Haré un fuego y con mi maestro interior miraremos las estrellas. ¡Hay tanto de qué conversar…!
La felicidad se siente como paz. No tiene artificios. Es callada cuando es real. Permanece si hay quietud en los adentros, lejos de las altas mareas donde los sentimientos  del ayer, se ahogaban en lamentos. Es consciencia de lo que se es, amando cada partícula imperfecta. Es sonrisa que se hace una con el viento. No depende de nada ni de nadie sino de uno mismo.
Una soledad puede ser feliz si es creativa, si medita para luego abrirse a los demás. El amor también está ahí.
Felicidad es este instante. El ahora que me muestra  todo lo que recorrí para llegar hasta aquí.
Gratitud para seguir abriendo caminos, desde esta elección del nuevo presente.

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2 comentarios:

Joaquín Galán dijo...

Echaba de menos esa forma tuya de expresar los sentimientos y las ideas, con esa delicadeza y esa ternura que sin duda nace de haber sabido encontrar el camino correcto a la felicidad.

Un placer volver a leerte Carmela.

Y un abrazo

Carmela Viñas dijo...

Gracias, Jerónimo!
Tu paso por mis letras es para mí, un gran regalo!
Los seres humanos complicamos la vida, cuando es más sencillo ser feliz desde el interior, sin depender de nada externo.
Abrazos.