jueves, enero 17, 2013

Aleteo en el ojo del reino onírico







http://www.goear.com/listen/194efcd/aleteo-en-el-ojo-del-reino-onirico-poema-recitado-por-carmela-vinas





Nudos sabios de los árboles
donde el mito celta fue escondido.
¡Llevadme, hojas de meta,  al hechizo del sosiego!

Quiero levitar entre las ramas
de un cielo renacido de zafiros;
aletear como trébol mágico
en el ojo del reino onírico.

Posarme en el espejo
de una gota de lluvia,
escuchando su latido.

Y creer que un hada de luz
contiene en sus manos,
por un segundo al mundo.

Y  despertar, amando
lo Uno hasta reconciliarme:
contigo y el pasado,
contigo y el presente,
contigo y todos mis equívocos.




domingo, enero 13, 2013

Eterna carta de amor

                                          Meritxell Ribas, ilustradora española


  




Amor de eternidades:

Las ausencias me atraparon en sus redes, quebraron mis ramas al vacío y confiscaron mi alma a los destierros. ¡Cuánto daría para que el amor te trajera entre remos de rocío y estuvieras a mi lado, sin despertar jamás al alba!

La torre ahoga mi grito de amor en sus cristales.
Quiero asir el beso de tu manos en mi arena desierta de caricias. Quiero darte el latido de mis bríos en inmensas olas de amapolas, y repetir incesantemente el ciclo del preludio, el intermedio y la gloria.
Seguirte en la estación de lo sereno, en ese otoño ocre del susurro, en esa primavera cómplice de ideas, arrebatos y alegrías mágicas.

Deshaz el acertijo que me aisló a estos mármoles tan silentes e hirientes. Construye con tu aliento de esperanza, la estrella que nos vuelve manto y firmamento.

Amor, tengo sed de ti y desfallezco. ¡Son tantas las horas del desvelo en la oscuridad mortífera del silencio, que temo enloquecer si no te sueño!

Sangran los ojos por no verte. El tiempo del desierto lacera mi corazón que no desiste. Eterna tortura la mía de nacer y amarte, antes de encontrarte.
Y pasarán los siglos- separaciones insufribles-, y las nubes serán sólo escarcha. Y aún en los inviernos más temidos, imploraré tu abrigo para cobijarme en tu hermosura.

Amado mío...ya viene la dama negra y me hechiza, me colapsa. Pero desde esta ventana roja por el río de la rosa en infortunio, volaré hasta ti si la muerte me alcanza.
Y será la aurora, entonces, el símbolo de mis venas anhelantes, las que pinten con estela las mañanas nuestras en romance.

Julieta


martes, enero 08, 2013

Liviandad...



¡Oh, poniente que viraste
con brusquedad hacia el nido
sombrío del ocaso!


Salpicar doliente de la ola
espectral hacia los arrecifes
más sensibles.

Eco de sal y temblor.

Ahora todo es liviandad.
Como pluma errante va mi alma,
después del temporal.

Sin musas, sin canto,
sin velas izadas
donde hacerse a la mar.